(Jericó, Antioquia, 1923 - El Retiro, Antioquia, 1998)
Escritor colombiano. Su obra narrativa describe la violencia civil (La tierra
éramos nosotros, 1945; El día señalado, 1964, premio Nadal) o los
ambientes populares urbanos (Al pie de la ciudad, 1958; Aire de tango,
1973). En 1989 obtuvo el premio Rómulo Gallegos por su novela Años de
indulgencia.
La
niñez de Manuel Mejía Vallejo transcurrió en el campo, en la zona rural de
Jardín, junto a sus padres Alfonso Mejía Montoya y Rosana Vallejo. En 1940 se
trasladó a Medellín, y en 1943 terminó el bachillerato en la Pontificia
Universidad Bolivariana. Para ese entonces mostraba una clara inclinación por
la literatura, pues desde los trece años ya escribía a su madre largas cartas
de sorprendente estilo y había publicado algunos poemas en el periódico
estudiantil El Tertuliano. Como muchos de los grandes escritores, era
amigo de la bohemia, que compartía con el poeta Carlos Castro Saavedra, Edgar
Poe Restrepo, Óscar Hernández y Alberto Aguirre.
En 1944 ingresó en el Instituto de Bellas Artes de
Medellín para estudiar escultura y dibujo, pero no continuó, pues se convenció
de que su vocación era la de escritor; muy rápidamente dio prueba de ello al
publicar en 1945 su primera novela, La tierra éramos nosotros, la cual ha
sido atribuida a su tío Manuel María Mejía. La edición se debió a su madre,
quien la entregó al grupo de los Panidas, coordinado por León de
Greiff, sin que Mejía lo supiera; fue tan positiva la impresión que
en ellos dejó el libro que recomendaron su publicación. El año siguiente se
trasladó a Bogotá junto con Carlos Castro Saavedra y Alberto Escobar; la
bohemia de la capital también lo envolvió, especialmente la del famosísimo café
El Automático, donde además de departir con el maestro De Greiff y otros
consagrados intelectuales, conoció al director de teatro Enrique Buenaventura y
al también escritor y pintor Héctor Rojas Herazo.
En
1947 regresó a Medellín y fue nombrado secretario de auditoría de la
Contraloría Departamental de Antioquia. Ocupó también la presidencia de la Casa
de Cultura de la capital paisa, e inició su vida de periodista como colaborador
del periódico El Sol. El 9 de abril de 1948 participó activamente en los
motines que se llevaron a cabo en Medellín con motivo del asesinato en Bogotá
del caudillo popular Jorge Eliécer Gaitán, lo que le significó ser retirado, el
11 de abril, de su trabajo. A principios de 1949 se vinculó como profesor de
literatura del Liceo de la Universidad de Antioquia, pero, a raíz de la
violencia política desatada, tuvo que abandonar el país en 1950, junto con
Mario Berrio Montoya y Mario Vélez.
Se
radicó entonces en Venezuela y trabajó como redactor de planta del diarioPanorama
de Occidente, de Maracaibo. Muchos de sus artículos aparecieron firmados con
los seudónimos de Naután y Candil. En Venezuela vivió hasta que fue expulsado
en 1952 por sus editoriales en contra del dictador Marcos Pérez Jiménez.
Durante el tiempo de permanencia en Maracaibo, Mejía Vallejo siguió escribiendo
cuentos: en 1951 se publicó en el Magazín Dominical de El
Espectador "El milagro", que fue seleccionado entre los mejores
en el VI Concurso Anual del Cuento de Caracas, y en 1952 obtuvo el tercer
premio en el mismo evento.
En
1953 se trasladó a Guatemala, donde hizo amistad con el gran escritor Miguel
Ángel Asturias. Escribió una serie de artículos en contra del coronel Carlos
Castillo Armas, quien había derrocado al presidente constitucional Jacobo
Arbens, lo que le valió la deportación a Honduras. Luego de una fugaz entrada
clandestina en Guatemala, decidió establecerse, entre 1955 y 1957, en San
Salvador.
Durante
los siete años que permaneció en Venezuela, Guatemala, Honduras y El Salvador,
Manuel Mejía Vallejo ejerció principalmente las funciones de periodista: llegó
a escribir hasta treinta páginas diarias. En 1955 participó en el Concurso
Internacional de Cuento de El Nacional de México con "Tiempo de
sequía", una de sus narraciones más publicadas, con la cual obtuvo un
premio. Al año siguiente consiguió dos primeros puestos: en el XI Concurso
Anual de Caracas, con "Al pie de la ciudad", y en el Concurso Centroamericano
de Cuento, en El Salvador, con "La muerte de Pedro Canales". En 1957
escribió su primer libro de ensayo, Breve elogio de la muerte. Puede
decirse que entre 1945 y 1958 Manuel Mejía Vallejo se preparó para la
literatura, se documentó y adelantó esbozos de lo que sería su producción
posterior.
En 1957 regresó Manuel Mejía Vallejo a Colombia y se
radicó en Medellín, ciudad en la que, hasta 1962, ocupó el cargo de director de
la Imprenta Departamental de Antioquia, empleo desde el cual adelantó una
importante labor cultural: por ejemplo, en 1958 reinició la Colección de
Autores Antioqueños y en 1961 realizó el Primer Festival del Libro Antioqueño,
en colaboración con Alberto Aguirre y Carlos Castro Saavedra. Publicó, además,
una Antología del cuento antioqueño. En 1962 perteneció al grupo La
Tertulia, de Medellín.
Hasta
1963, Mejía Vallejo fue esencialmente un reconocido cuentista. Después de su
retorno al país, siguió cosechando éxitos en concursos de cuentos nacionales:
en 1957 ganó el primer premio en el Concurso Nacional de Cuento Folclórico con
"Riña para cuatro gallos", y publicó la primera edición de un volumen
de sus cuentos, que tituló Tiempo de sequía. En 1958 editó un segundo y un
tercer volúmenes: Al pie de la ciudad y Cielo cerrado.
Fue
entonces cuando en España obtuvo el Premio Nadal con la novela El día
señalado (1964), que marcó un hito dentro de la literatura de la
violencia, pues hasta ese momento la narrativa que se había dedicado a novelar
el fenómeno era de tono testimonial, patrón del que sólo se escapaban El
Cristo de espaldas (1952) ySiervo sin tierra (1954), de Eduardo
Caballero Calderón. En la primera novela maestra de Mejía Vallejo,
la trama se erige sobre el arquetipo de la aldea latinoamericana de los años
cuarenta y cincuenta. Es una novela donde los conflictos sociales se resumen en
las luchas locales que las fuerzas del poder económico y político mantienen
contra la guerrilla surgida al calor del triunfo de la revolución cubana.
En
1963 fue nombrado director de la Emisora Cultural y de la imprenta de la
Universidad de Antioquia, cargo al que renunció para viajar a España el año
siguiente. A su regreso, se vinculó como profesor de historia del arte en el
Instituto de Artes de Medellín, actividad en la que permaneció hasta 1967,
cuando fue nombrado profesor de español y literatura de la Universidad Nacional
de Medellín, centro docente en el que trabajó hasta 1981, cuando fue
pensionado. En aquel año de 1967 publicó su cuarto volumen de relatos, Cuentos
de zona tórrida. Para ese momento era la figura más importante de la literatura
de su región y fue condecorado en 1968 con la Estrella de Antioquia.
Sólo
en 1972 Manuel Mejía Vallejo volvió a aparecer en el ámbito literario
colombiano al obtener una mención especial en el Premio Casa de las Américas,
de Cuba, por su novela Las muertes ajenas. Al año siguiente Aire de
tango fue premiada en la Primera Bienal de Novela Colombiana y obtuvo
también el Premio Vivencias de Cali. Son dos novelas importantes dentro del
género de la literatura urbana en Colombia, en especial Aire de tango, que
además de versar sobre las zonas arrabaleras de Medellín, es su obra más
elaborada, innovadora y compleja desde el punto de vista de la estructura
literaria. Esa temática urbana ya la había mostrado por primera vez en Al
pie de la ciudad, sobre las gentes que escarban en los desagües para buscar lo
que se escapa por las cañerías. Tanto Aire de tangocomo Las muertes
ajenas son novelas en las que Mejía llega a su madurez plena como
escritor.
En 1975 contrajo matrimonio con Dora Luz Echeverría
Ramírez, con quien tendría cuatro hijos: Pablo Mateo, Maria José, Adelaida y
Valeria. Viajó a la Unión Soviética como delegado de Colombia al Congreso
Mundial de Escritores. Al año siguiente publicó su quinto volumen de cuentos, Las
noches de la vigilia, en la colección Biblioteca Básica Colombiana del
Instituto Colombiano de Cultura. En 1978 viajó a Cuba como jurado del concurso
Casa de las Américas e invitado al Congreso Mundial de Escritores. En este
último año, acorde con su vocación pedagógica, comenzó a dirigir el taller de
escritores de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín. Un año más tarde volvió
a las lides periodísticas como colaborador del diario El Mundo, de
Medellín. En 1980 participó en el Primer Encuentro de Escritores
Latinoamericanos en la Universidad de La Sorbona (París) y publicó un libro de
coplas, Prácticas para el olvido, que había escrito en 1977.
Al
igual que muchos escritores latinoamericanos, Manuel Mejía ideó un microcosmos,
el pueblo de Balandú, en el que representó la provincia y en especial la
cultura de la colonización paisa. La serie se había iniciado en La tierra
éramos todos y prosiguió con Tarde de verano (1980), novela
laureada en el Concurso Plaza y Janés de 1979, y tuvo su mayor desarrollo con La
casa de las dos palmas (1988) galardonada con el codiciado Premio Rómulo
Gallegos en 1989, concurso del que había sido jurado en 1981.
Entre
ambas novelas publicó un cuarto libro sobre la temática urbana, aunque
íntimamente ligado al campo: Y el mundo sigue andando; dos nuevos libros
de ensayo: María más allá del Paraíso (1984) y Hojas de papel (1985);
una novela corta, El hombre que parecía un fantasma (1984), que es
una biografía del poeta antioqueño Porfirio
Barba-Jacob, y dos relatos más: Los negociantes (1985) y La
sombra de tu paso (1987). Publicó además su segundo volumen de versos:Décimas.
El viento lo dijo (1981).
En
1986 y 1987, Mejía Vallejo recibió dos lauros importantes como reconocimiento a
su labor literaria: doctor honoris causa de la Universidad Nacional y
Orden al Mérito Literario en Cali. Ya antes, en 1984, durante la presidencia de
Belisario Betancur, había sido condecorado con la Orden de San Carlos. En 1990
publicó un complemento a su trabajo sobre la provincia antioqueña, el volumen
de cuentosOtras historias de Balandú, y en 1991 otra novela sobre el mismo
tema, Los abuelos de cara blanca. Continuó editando sus versos (Memoria
del olvido, 1990) y sus coplas (Soledumbres, 1990). En 1992 escribió el texto
para el libro de fotografíaColombia campesina. En 1993, con motivo de sus
setenta años, se le rindieron diversos homenajes y publicó su último volumen de
cuentos, Sombras contra el muro.
En
sus últimos años Mejía Vallejo vivió refugiado en una casa campestre, Ziyuma,
que en guajiro significa "cerca del cielo", en los alrededores de
Medellín; allí escribió todas sus obras desde Tarde de verano. Es uno de
los autores colombianos de quien más obras han sido llevadas a la pantalla de
televisión: El día señalado, Las muertes ajenas y La casa
de las dos palmas han sido adaptadas y realizadas por programadoras
colombianas con un notable éxito de audiencia.
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