viernes, 29 de mayo de 2015

ANALOGÍAS

                                                             ORIGEN:

Tiene su origen en dos voces griegas que dan origen al vocablo analogía:
- La primera es ANÁ  que quiere decir "conforme a" o "de acuerdo con"
- La segunda es LOGOS que se entiendo como "tratado" o "estudio".

  ANÁ tiene 2 ejemplos que son:

- ANÁLISIS (conforme a la descomposición)
- ANATOMÍA (conforme a la división o cultura)


LOGOS tiene 2 ejemplos:


- LOGARITMO (razonamiento con números)
- LÓGICA (relativo o razón)

Analogía significa conformidad de razones.


PRUEBA 1:

1. PATENTE : LATENTE

C. Extrovertido : Introvertido

2. ENHEBRAR : BORDAR

C. Pensar : Expresar

3. AMARGO ; SABOR

B. Rencor : Sentimiento

4.  PINTURA : COLOR

A. Musica : Nota

5. FRONTERA : PAÍS

C. Lindero : Terreno

PRUEBA 2:

1. HOJARASCA . ÁRBOL

D. Lluvia : Nube

2. EMPRESA : GERENTE

D. Barco : Capitán

3. GUBIA : MADERA

B. Buril : Metal

4. PRECIO . INFLACIÓN

E. Temperatura : Fiebre

5. TEORÍA : FUNDAMENTACIÓN

B. Edificio : Cimiento






















Mariano Azuela

Estudió medicina en Guadalajara, Jalisco. Tras la caída del gobierno de Francisco I. Madero, a consecuencia del golpe de estado de Victoriano Huerta, se sumó a la causa constitucionalista que pretendía restaurar el estado de derecho como médico militar. Su participación en el conflicto le dio amplio material para escribir Los de abajo (1915): un impresionante fresco, más por los hechos narrados que por la técnica empleada, sobre la Revolución Mexicana.
A esta obra la habían antecedido novelas menores de corte costumbrista, comoFracasados (1908) y Mala Yerba (1909) en las que retrataba la tensión social que precedió al estallido de la lucha armada. Por su claridad para presentar hechos, su innegable tono de denuncia social y su oposición a la dictadura de Huerta, Los de abajo marcó las pautas de un género cuya práctica se extendió hasta muy avanzado el siglo XX, con títulos como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. La novela fue traducida a varios idiomas por su intenso contenido testimonial.
Tras la publicación de esa obra, Azuela avanzó en su estudio de la vida mexicana en los ámbitos rural y urbano, en los medios políticos, agrarios y familiares. Las obras de ese período son amargas y nunca están exentas de una ironía cruel. Entre ellas pueden citarse Los caciques (1917), Las moscas (1918), Las tribulaciones de una familia decente (1918), La luciérnaga (1932), Avanzada (1940) y Nueva burguesía(1941). Para cerrar su carrera escribió La marchanta (1944), La mujer domada(1946) y La maldición (publicada en 1955).



Laura Esquivel

Nació el 30 de septiembre de 1950 en la ciudad de México.

Entre 1966 y 1968 cursa la carrera de educadora. Más tarde se especializa en teatro para niños y en 1977 funda, junto con un grupo de compañeras, el Taller de Teatro y Literatura Infantil perteneciente a la Secretaría de Educación Pública. En 1983 crea y dirige el Centro de Invención Permanente, lugar donde se imparten talleres artísticos para niños.

En 1980 se inicia en la creación de guiones cinematográficos, y en 1985 firma el guion de Chido One, el Tacos de Oro, nominada al premio Ariel de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de México. Su primera novela, Como agua para chocolate (1989) alcanzó un gran éxito de público tan extraordinario que el director de cine Alfonso Arau rodó una película, con el guión de la propia autora, que supuso la consagración del título. La novela fue traducida a más de treinta lenguas. En 1992 toma el seminario de Guión Cinematográfico impartido por Syd Field y, en 1994, Laura Esquivel recibió el Premio ABBY (American Bookseller Book of de Year), convirtiéndose en el primer escritor extranjero en recibir este premio. En 2004 publicó Malinchey en 2014, A Lupita le gustaba planchar.

En marzo de 2009 fue precandidata a la Diputación Local en el Distrito XXVII de México D.F. por elPRD. Su candidatura fue apoyada por la corriente Izquierda Unida.

Sor Juana Inés de la Cruz

Niña prodigio, aprendió a leer y escribir a los tres años, y a los ocho escribió su primera loa. En 1659 se trasladó con su familia a la capital mexicana. Admirada por su talento y precocidad, a los catorce fue dama de honor de Leonor Carreto, esposa del virrey Antonio Sebastián de Toledo. Apadrinada por los marqueses de Mancera, brilló en la corte virreinal de Nueva España por su erudición, su viva inteligencia y su habilidad versificadora.
Pese a la fama de que gozaba, en 1667 ingresó en un convento de las carmelitas descalzas de México y permaneció en él cuatro meses, al cabo de los cuales lo abandonó por problemas de salud. Dos años más tarde entró en un convento de la Orden de San Jerónimo, esta vez definitivamente. Dada su escasa vocación religiosa, parece que Sor Juana Inés de la Cruz prefirió el convento al matrimonio para seguir gozando de sus aficiones intelectuales: «Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros», escribió.
Su celda se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, como Carlos de Sigüenza y Góngora, pariente y admirador del poeta cordobés Luis de Góngora (cuya obra introdujo en el virreinato), y también del nuevo virrey, Tomás Antonio de la Cerda, marqués de la Laguna, y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien le unió una profunda amistad. En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, reunió una nutrida biblioteca, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro (en los que se aprecia, respectivamente, la influencia de Luis de Góngora y Calderón de la Barca), hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Perdida gran parte de esta obra, entre los escritos en prosa que se han conservado cabe señalar la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz. El obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz, había publicado en 1690 una obra de Sor Juana Inés, la Carta athenagórica, en la que la religiosa hacía una dura crítica al «sermón del Mandato» del jesuita portugués António Vieira sobre las «finezas de Cristo». Pero el obispo había añadido a la obra una «Carta de Sor Filotea de la Cruz», es decir, un texto escrito por él mismo bajo ese pseudónimo en el que, aun reconociendo el talento de Sor Juana Inés, le recomendaba que se dedicara a la vida monástica, más acorde con su condición de monja y mujer, antes que a la reflexión teológica, ejercicio reservado a los hombres.
En la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz (es decir, al obispo de Puebla), Sor Juana Inés de la Cruz da cuenta de su vida y reivindica el derecho de las mujeres al aprendizaje, pues el conocimiento «no sólo les es lícito, sino muy provechoso». LaRespuesta es además una bella muestra de su prosa y contiene abundantes datos biográficos, a través de los cuales podemos concretar muchos rasgos psicológicos de la ilustre religiosa. Pero, a pesar de la contundencia de su réplica, la crítica del obispo de Puebla la afectó profundamente; tanto que, poco después, Sor Juana Inés de la Cruz vendió su biblioteca y todo cuanto poseía, destinó lo obtenido a beneficencia y se consagró por completo a la vida religiosa.

Murió mientras ayudaba a sus compañeras enfermas durante la epidemia de cólera que asoló México en el año 1695. La poesía del Barroco alcanzó con ella su momento culminante, y al mismo tiempo introdujo elementos analíticos y reflexivos que anticipaban a los poetas de la Ilustración del siglo XVIII. Sus obras completas se publicaron en España en tres volúmenes: Inundación castálida de la única poetisa, musa décima, Sor Juana Inés de la Cruz (1689), Segundo volumen de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del Fénix de México(1700), con una biografía del jesuita P. Calleja.
La poesía de Sor Juana Inés de la Cruz
Aunque su obra parece inscribirse dentro del culteranismo de inspiración gongorina y del conceptismo, tendencias características del barroco, el ingenio y originalidad de Sor Juana Inés de la Cruz la han colocado por encima de cualquier escuela o corriente particular. Ya desde la infancia demostró gran sensibilidad artística y una infatigable sed de conocimientos que, con el tiempo, la llevaron a emprender una aventura intelectual y artística a través de disciplinas tales como la teología, la filosofía, la astronomía, la pintura, las humanidades y, por supuesto, la literatura, que la convertirían en una de las personalidades más complejas y singulares de las letras hispanoamericanas.
En la poesía de Sor Juana Inés de la Cruz hallamos numerosas y elocuentes composiciones profanas (redondillas, endechas, liras y sonetos), entre las que destacan las de tema amoroso, como los sonetos que comienzan con "Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba" y "Detente, sombra de mi bien esquivo". En "Rosa divina que en gentil cultura" desarrolla el mismo motivo de dos célebres sonetos de Góngora y de Calderón, no quedando inferior a ninguno de ambos. También abunda en ella la temática mística, en la que una fervorosa espiritualidad se combina con la hondura de su pensamiento, tal como sucede en el caso de "A la asunción", delicada pieza lírica en honor a la Virgen María.
Sor Juana empleó las redondillas para disquisiciones de carácter psicológico o didáctico en las que analiza la naturaleza del amor y sus efectos sobre la belleza femenina, o bien defiende a las mujeres de las acusaciones de los hombres, como en las célebres "Hombres necios que acusáis". Los romances se aplican, con flexibilidad discursiva y finura de notaciones, a temas sentimentales, morales o religiosos (son hermosos por su emoción mística los que cantan el Amor divino y Cristo en el Sacramento). Entre las liras es célebre la que expresa el dolor de una mujer por la muerte de su marido ("A este peñasco duro"), de gran elevación religiosa.
Mención aparte merece Primero sueño, poema en silvas de casi mil versos escritos a la manera de las Soledades de Góngora en el que Sor Juana describe, de forma simbólica, el impulso del conocimiento humano, que rebasa las barreras físicas y temporales para convertirse en un ejercicio de puro y libre goce intelectual. El poema es importante además por figurar entre el reducido grupo de composiciones que escribió por propia iniciativa, sin encargo ni incitación ajena. El trabajo poético de la monja se completa con varios hermosos villancicos que en su época gozaron de mucha popularidad.


Juan Rulfo

A Juan Rulfo le bastaron una novela y un libro de cuentos para ocupar un lugar de privilegio dentro de las letras hispanoamericanas. Creador de un universo rural inconfundible, el narrador plasmó en sus narraciones no sólo las peculiaridades de la idiosincrasia mexicana, sino también el drama profundo de la condición humana. El llano en llamas (1953) reúne quince cuentos que reflejan un mundo cerrado y violento donde el costumbrismo tradicional se desplaza para vincularse con los mitos más antiguos de Occidente: la búsqueda del padre, la expulsión del paraíso, la culpa original, la primera pareja, la vida, la muerte. Pedro Páramo (1955) trata los mismos temas de sus relatos, pero los traslada al ámbito de la novela rodeándolos de una atmósfera macabra y poética. Este libro ostenta, además, una prodigiosa arquitectura formal que fragmenta el carácter lineal del relato.
La mítica ciudad de Comala sirve de escenario para la novela y algunos cuentos de Juan Rulfo. Su paisaje es siempre idéntico, una inmensa llanura en la que nunca llueve, valles abrasados, lejanas montañas y pueblos habitados por gente solitaria. Y no es difícil reconocer en esta descripción las características de Sayula, en el Estado de Jalisco, donde el 16 de mayo de 1918 nació el niño que, más tarde, se haría famoso en el mundo de las letras. Su nombre completo era Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno.
Juan Rulfo dividió su infancia entre su pueblo natal y San Gabriel (así se llamaba la actual Ciudad Venustiano Carranza), donde realizó sus primeros estudios y pudo contemplar algunos episodios de la sublevación cristera, violento levantamiento que, al grito de "¡Viva Cristo Rey!" y ante el cómplice silencio de las autoridades eclesiásticas, se opuso a las leyes promulgadas por el presidente Calles para prohibir las manifestaciones públicas del culto y subordinar la Iglesia al Estado.
Rulfo vivió en San Gabriel hasta los diez años, en compañía de su abuela, para ingresar luego en un orfanato donde permaneció cuatro años más. Puede afirmarse, sin temor a incurrir en error, que la rebelión de los cristeros fue determinante en el despertar de su vocación literaria, pues el sacerdote del pueblo, con el deseo de preservar la biblioteca parroquial, la confió a la abuela del niño. Rulfo tuvo así a su alcance, cuando apenas había cumplido los ocho años, todos aquellos libros que no tardaron en llenar sus ratos de ocio.
A los dieciséis años intentó ingresar en la Universidad de Guadalajara, pero no pudo hacerlo pues los estudiantes mantuvieron, por aquel entonces, una interminable huelga que se prolongó a lo largo de año y medio. En Guadalajara publicó sus primeros textos, que aparecieron en la revista Pan, dirigida por Juan José Arreola. Poco después se instaló en México D.F., ciudad que, con algunos intervalos, iba a convertirse en su lugar de residencia y donde, el 7 de enero de 1986, le sorprendería la muerte.
Ya en la capital, intentó de nuevo entrar en la universidad, alentado por su familia a seguir los pasos de su abuelo, pero fracasó en los exámenes para el ingreso en la Facultad de Derecho y se vio obligado a trabajar. Entró entonces en la Secretaría de Gobernación como agente de inmigración; debía localizar a los extranjeros que vivían fuera de la ley. Desempeñó primero sus funciones en la capital para trabajar luego en Tampico y Guadalajara y recorrer, más tarde, durante dos o tres años, extensas zonas del país, entrando así en contacto con el habla popular, los peculiares dialectos, el comportamiento y el carácter de distintas regiones y grupos de población.

Esta vida viajera, este contacto con la múltiple realidad mexicana, fue fundamental en la elaboración de su obra literaria. Más tarde, y siempre en la misma Secretaría de Gobernación, fue trasladado al Archivo de Migración. Rulfo se ganó la vida en trabajos muy diversos: estuvo empleado en una compañía que fabricaba llantas de hule y también en algunas empresas privadas, tanto nacionales como extranjeras. Simultáneamente, dirigió y coordinó diversos trabajos para el Departamento Editorial del Instituto Nacional Indigenista y fue también asesor literario del Centro Mexicano de Escritores, institución que, en sus inicios, le había concedido una beca.
La obra de Juan Rulfo, pese a constar sólo de dos libros, le valió un general reconocimiento en todo el mundo de habla española, reconocimiento que se concretó en premios tan importantes como el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983); fue traducida a numerosos idiomas. En 1953 apareció el primero de ellos, El llano en llamas, que incluía diecisiete narraciones (algunas de ellas situadas en la mítica Comala), que son verdaderas obras maestras de la producción cuentística.
Cuando, en 1955, aparece Pedro Páramo, la única novela que escribió Juan Rulfo, el acontecimiento señala el final de un lento proceso que ha ocupado al escritor durante años y que aglutina toda la riqueza y diversidad de su formación literaria. Una formación que ha asimilado deliberadamente las más diversas literaturas extranjeras, desde los modernos autores escandinavos, como Halldor Laxness y Knut Hamsun, hasta las producciones rusas o estadounidenses. Basta con acercarse a la novela, de estructura más poética que lógica, que ha sido tachada de confusa por algunos críticos, para comprender la paciente laboriosidad del autor, el minucioso trabajo que su redacción supuso y que le exigió rehacer numerosos párrafos, desechar páginas y páginas ya escritas.
Desde 1955, año de la aparición de Pedro Páramo, Rulfo anunció, varias veces y en épocas distintas, que estaba preparando un libro de relatos de inminente publicación, Días sin floresta, y otra novela titulada La cordillera, que pretendía ser la historia de una inexistente región de México desde el siglo XVI hasta nuestros días. Pero el autor no volvió a publicar libro alguno. En una entrevista de 1976, Rulfo confesó que la novela proyectada había terminado en la basura. De vez en cuando, algunos textos suyos aparecían en las páginas de las publicaciones periódicas dedicadas a la literatura. Así, en septiembre de 1959, la Revista Mexicana de Literatura publicó con el título de Un pedazo de noche un fragmento de un relato de tema urbano; mucho más tarde, en marzo de 1976, la revista ¡Siempre! incluía dos textos inéditos de Rulfo: una narración, El despojo, y el poema La fórmula secreta.

Pero esta escasa producción literaria ha servido de inspiración y base para una considerable floración de producciones cinematográficas, adaptaciones de cuentos y textos de Rulfo que se iniciaron, en 1955, con la película dirigida por Alfredo B. Crevenna, Talpa, cuyo guión es una adaptación de Edmundo Báez del cuento homónimo del escritor. Siguieron El despojo, dirigida por Antonio Reynoso (1960);Paloma herida, que, con argumento rulfiano, dirigió el mítico realizador mexicano Emilio Indio Fernández; El gallo de oro (1964), dirigida por Roberto Gavaldón, cuyo guión sobre una idea original del autor fue elaborado por Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez. En 1972, Alberto Isaac dirigió y adaptó al cine dos cuentos de El llano en llamas y en 1976 se estrenó La Media Luna, película dirigida por José Bolaños que supone la segunda versión cinematográfica de la novela Pedro Páramo.
Fueron tantas las reacciones periodísticas y las notas necrológicas que se publicaron después de la muerte de Rulfo que con ellas se elaboró un libro titulado Los murmullos, antología periodística en torno a la muerte de Juan Rulfo. Póstumamente se recopilaron los artículos que el autor había publicado en 1981 en la revista Proceso.



Octavio Paz

Octavio Paz Lozano. (México D.F., 31 de marzo de 1914 - Coyoacán, México, 19 de abril de 1998). Poeta y ensayista mexicano. Premio Nobel de Literatura en 1990.

A los diecisiete años publica sus primeros poemas en la revista Barandal (1931). Posteriormente dirige las revistas Taller (1939) e Hijo pródigo (1943). En un viaje a España contacta con intelectuales de la república española y con Pablo Neruda, contactos que le influencian fuertemente en su poética.
Después de publicar Luna Silvestre (1933) y el poemario dedicado a la guerra civil española ¡No pasarán! (1936), edita Raíz del hombre(1937), Bajo tu clara sombra (1937), Entre la piedra y la flor (1941) y A la orilla del mundo (1942).

En 1944, con una beca Guggenheim, pasa un año en Estados Unidos. En 1945 entra en el Servicio Exterior Mexicano y es enviado a París. Durante este periodo se aleja del marxismo al entrar en contacto con los poetas surrealistas y otros intelectuales europeos e hipanoamericanos.
Llegando a la década de 1950 publica cuatro libros fundamentales: Libertad bajo palabra (1949), El laberinto de la soledad (1950), retrato de la sociedad mexicana, ¿Águila o sol? (1951), libro de prosa de influencia surrealista, y El arco y la lira (1956).

Su obra, extensa y variada, se completa con numerosos poemarios y libros ensayísticos, entre los cuales cabe citar Cuadrivio (1965), Ladera este(1968), Toponemas (1969), Discos visuales (1969),  El signo y el garabato(1973), Mono gramático (1974), Pasado en claro (1975), Sombras de obras(1983) y La llama doble (1993).

En 1981 es galardonado con el Premio Cervantes. En 1999 aparecen, póstumamente, Figuras y figuraciones y Memorias y palabras, epistolario entre Octavio Paz y Pere Gimferrer entre los años 1966 y 1997.


Carlos Fuentes

Nació el 11 de noviembre de 1928 en Panamá a causa de la profesión diplomática de su padre.

Allí pasó su infancia. Después vivió en Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su adolescencia regresó a México, donde se radicó hasta 1965.

Cursó estudios en Suiza y Estados Unidos aunque la carrera de abogado la realizó en la Universidad Nacional Autónoma de México. Con 12 años leyó por primera vez El Quijote.

Sus primeros escritos se publicaron en la revista Medio siglo. Fue el fundador y dirigió junto aEmanuel Carballo la Revista Mexicana de Literatura (1955-1958) y fue codirector con Luis Villoro, Francisco López Cámara y Jaime García Terrés de El espectador (1959-1960). Becario del Centro Mexicano de Escritores (1956-1957) preparó numerosas adaptaciones cinematográficas de obras suyas y de otros autores. Escribió guiones para películas como: El gallo de oro en 1964, o Un alma pura en 1965. Fue íntimo amigo del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Colaborador en los principales suplementos culturales y periódicos de México y del extranjero. Es embajador de México en Francia de 1972 a 1976 abrió las puertas de la embajada a los refugiados políticos latinoamericanos y españoles. Ha residido en Europa y Norteamérica; fue profesor en las universidades de Columbia, Harvard, Princeton, Brown, Pennsylvania (Estados Unidos) y ocupó la cátedra Simón Bolívar en la Universidad de Cambridge.

Carlos Fuentes fue uno de los escritores miembros del denominado Boom hispanoamericano constituido por los Premios Nobel Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, y por el argentino Julio Cortázar. En sus trabajos destaca su compromiso político y social. Sus obras han sido traducidas a varias lenguas.

A partir de la colección de cuentos Los días enmascarados (1954) se dio a conocer con una obra donde lo fantástico colinda con lo real. Su primera novela, La región más transparente (1958), lo consagró de inmediato en los medios literarios mexicanos. Después escribió Las buenas conciencias (1959) y La muerte de Artemio Cruz (1962), donde narra cincuenta años de la vida mexicana. Aura (1962), es una narración breve y uno de sus mejores textos, entre lo histórico y lo fantástico. Con Zona sagrada (1967), Cambio de piel (1967) regresa a lo épico. Terra nostra(1975) entrelaza distintos tipos de ficción y mitos. En La cabeza de la hidra (1978) ensaya una novela policiaca, Una familia lejana (1980) se enraíza en la fantasía. Después publicó Agua quemada (1981); Gringo viejo (1985), sobre el escritor Ambrose Bierce, Cristóbal Nonato(1987), La campaña (1990), El naranjo o los círculos del tiempo (1993), Diana o la cazadora solitaria (1994), La frontera de cristal, una novela en nueve cuentos (1995). Diversos ensayos como La nueva novela hispanoamericana, Tiempo mexicano, Valiente mundo nuevo y El espejo enterrado, tratan sobre la literatura y la historia, tanto de México y de América. Ha escrito para el teatro: Todos los gatos son pardos y El tuerto es rey de 1970; Los reinos originarios y Orquídeas a la luz de la luna (1982). La muerte de Artemio Cruz, Aura, y La región más transparente son tres de las mejores novelas de Carlos Fuentes, consideradas clásicos de la literatura hispanoamericana. En ambos libros hay un manejo de las nuevas técnicas narrativas vanguardistas que le permiten retratar imaginariamente ese mundo complejo de un México Posrevolucionario donde confluyen el tema de la Historia, el poder, el autoritarismo y la muerte.

Con numerosos premios literarios, entre los que destacan: Biblioteca Breve (España, 1967),Rómulo Gallegos (Venezuela, 1974), Xavier Villaurrutia (México 1975) Alfonso Reyes (México, 1979), Nacional de Literatura (México, 1984) y Cervantes (España, 1987). El Premio Príncipe de Asturias (España, 1994) además de recibir Doctorados Honoris Causa en las universidades más distinguidas del mundo como Harvard o Cambridge. Es miembro de El Colegio Nacional desde 1974 y de la American Academy and Institute of Art and Letters desde 1986.

Carlos Fuentes falleció el 15 de mayo de 2012 en el Hospital de Ángeles del Pedregal de laCiudad de México a los 83 años de edad.