viernes, 29 de mayo de 2015

Andrés Bello


Nació en Caracas, Venezuela el 29 de noviembre de 1781. Su formación cultural se vio influenciada por hechos como el de haber sido educado por sacerdotes, haberse relacionado con enciclopedistas y haber tenido ilustres amigos como Humboldt. De su brillante curriculum se conoce que dio lecciones gratuitas de geografía a Bolívar, dos años menor que él. Fue enviado con Bolívar y López Méndez a gestionar el apoyo inglés en 1810, se quedó en Londres, donde vivió dando lecciones de latín y castellano hasta 1822, en que obtuvo el nombramiento de secretario interino de la legación de Chile, y después, el de secretario de la de Colombia; en 1829 se trasladó a Santiago de Chile, donde fue rector de la Universidad Nacional e influyó decisivamente en el desarrollo cultural del país. Este venezolano, quien tanto hizo por la educación pública en Chile, personifica las orientaciones y personificaciones de una cultura hispanoamericana independiente.
Sus dos poemas fundamentales los publicó en las revistas que editó en Londres: en la "Biblioteca Americana", su "Alocución a la Poesía", parte de una composición que debió titularse "América" y que no llegó a la realidad; en su "Repertorio Americano", la "Silva a la agricultura de la Zona Tórrida"; ya en sus primeras poesías se advierte la influencia de Virgilio y la orientación neoclásica que no abandonaría nunca el poeta, a pesar de ciertas chispas de romanticismo. Sus silvas a la poesía y a la agricultura constituyen el grito de la independencia literaria hispanoamericana; la guerra se ganó, hay que construir la paz en una dedicación constante al cultivo del espíritu y del campo de América; las lecciones de Virgilio y los consejos de Humboldt se conjugan para una realización neoclásica, didáctica y descriptiva. La inquietud del poeta neoclásico por el romanticismo lo lleva a intentos singulares, como el de la "Pière pour tous" de Víctor Hugo pero en versión española que intituló "Oración para todos" publicada en 1830, de la cual hay quienes afirman que no es una traducción sino una adaptación superior al original. La reconstrucción del "Poema del Cid" nos presenta la imagen del erudito moderno que supo captar y asimilar el tono europeo con sencillez y elegancia espiritual; los "Principios de Derecho de Gentes", de 1847, nos presentan al jurista capaz y preparado que se desempeña certeramente en la política internacional.
Quizás el aspecto más perdurable de su personalidad es el de filólogo, el obras como la ya citada del "Cid", sus "Principios de Ortología" y sobre todo "Gramática Castellana", obra de sencillez revolucionaria impregnada de la intuición genial de Andrés Bello. La Real Academia Española de la Lengua lo nombró miembro honorario en 1851; Hispanoamérica lo considera un caudillo intelectual de su independencia y lo venera como maestro de las generaciones modernas hispanoamericanas. Murió en Santiago de Chile en 1865.



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